Pese a lograr la clasificación a semifinales, Argentina no se fue nada tranquila del duelo contra Ecuador. Es que por primera vez en el torneo fue superado por el rival. De hecho, recién después de marcar el gol, que no llegó como consecuencia del juego sino gracias a una pelota parada, pudo acomodarse en la cancha.
En el planteo inicial, Félix Sánchez Blas terminó ganándole la pulseada a Lionel Scaloni. El español que dirige a Ecuador apostó a poblar la mitad de la cancha con Carlos Gruezo como “5” bien definido y dos jugadores con mucha dinámica como Moisés Caicedo y Alan Franco, como sus laderos. Los tres formaron un tridente muy difícil de vulnerar para Argentina, que después de unos minutos iniciales de dominio, perdió el norte.
Y es que Alexis Mac Allister, plantado como “5” más posicional, estuvo muy sólo en la mitad de la cancha. Con Rodrigo De Paul más tirado a la derecha, casi como un carrilero, y un impreciso Enzo Fernández más adelante también por el centro, al seleccionado nacional le costó hacerse dueño de la pelota. En parte, por el propio planteo de Scaloni y también por algunas equivocaciones propias. Pero en gran medida por lo hecho por Ecuador.
Lejos de meterse atrás, la “Tri” salió a presionar alto y a tratar de explotar los espacios que dejó, sobre todo en el primer tramo del partido, una dubitativa defensa argentina. Y durante media hora funcionó. Caicedo presionó en todo momento a Mac Allister para evitar la salida limpia y forzar a los defensores a conducir más, o a ensayar pelotazos largos. Y Argentina no pudo desplegar su juego habitual.
Además, la velocidad de Jeremy Sarmiento por la banda izquierda fue un verdadero dolor de cabeza para un Nahuel Molina que no tuvo colaboración; y que, además, no se mostró tan sólido en la marca.
El gol de Lisandro Martínez, a falta de 10 minutos para el final del primer tiempo, calmó el partido durante un rato. Envalentonado, Argentina empezó a encontrar más conexiones, y más fluidez en la mitad de la cancha. Pero durante el segundo tiempo, otra vez, alternó buenas y malas.
Ecuador, obligado por el marcador, salió a buscar, apoyado en el gran despliegue de sus mediocampistas centrales y en la velocidad de sus extremos y laterales. Así, pudo generar chances de gol, pero no las concretó. Argentina, por su parte, fue acomodando piezas con el correr de los minutos y Scaloni intentó asegurar la tenencia con el ingreso de Giovani Lo Celso.
Sin embargo, ninguno de los cambios terminaron de funcionar y aunque parecía que Ecuador se diluía en ataque en los minutos finales llegó el empate de Kevin Rodríguez a los 90 minutos. Incluso pudo ganarlo.
Los penales salvaron a Argentina, pero quedó claro que habrá mucho por corregir. Lejos estuvo de ser ese equipo que antes dominaba a sus rivales.